El Gobierno
adoptó la “tercera posición”, distanciada tanto del comunismo como del
capitalismo, pero estableció relaciones diplomáticas con la URSS. Estados Unidos se dispuso
a hacer pagar a la Argentina
por esta situación, sumada a viejas razones económicas como la competencia de
los granjeros. Las exportaciones de la Argentina hacia los países limítrofes comenzaron
a retroceder por la competencia norteamericana, las exportaciones agrícolas a
Europa fueron obstaculizadas por los Estados Unidos. El boicot fue sistemático.
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