Para
entender el ascenso de Juan Domingo
Perón hay que analizar el contexto en el que se desarrollaba el gobierno
militar. El conflicto se daba tanto en el ámbito interno, como en el externo.
Dentro del grupo gobernante había distintas posturas: algunos simpatizaban con
Alemania, otros eran pro-aliados y muchos tenían la idea de mantener la
neutralidad. Estados Unidos emprendió medidas contra los militares que no daban
su apoyo al grupo de los Aliados. En 1944, el presidente militar Ramirez rompe
relación tardíamente con el Eje y esto le cuesta la presidencia. En su lugar,
asume Farrel en febrero de ese año. Perón, siendo uno de los miembros más
destacados del GOU, se desempeña como secretario del ministro de Guerra Farrel
y luego ministro. Es aso que en julio llega a ser vicepresidente después de
desplazar a otros competidores.
Imagen extraída de Google Imágenes
Desde la
Dirección Nacional del Trabajo, Juan Domingo Perón empieza a relacionarse con
los dirigentes sindicales reconociendo la importancia de incluir al movimiento
obrero a las políticas nacionales. La convocatoria fue amplia y los impulsó a
organizarse y a presentar sus demandas. Es así que se mejoraron las condiciones
del trabajador: se extendió el régimen de jubilaciones, vacaciones pagas, de
accidentes de trabajo y se equilibró la relación entre patrón y obrero. Uno de
los logros fue la sanción del Estatuto del Peón, mejorando las condiciones del
trabajador rural. Desde la Secretaría de Trabajo, Perón expandía las funciones
del estado como árbitro en los conflictos entre los obreros y los patrones,
estimulando la organización de los trabajadores en sindicatos y presionando
para que los reclamos fueran satisfechos. Por otro lado, los únicos que fueron
excluidos y erradicados fueron los dirigentes comunistas a pesar de haber hecho
un acercamiento inicial.
Perón daba
un discurso convincente a todos los sectores de la sociedad y se presentaba
como quien podía resolver los conflictos que se daban. Por un lado aumentaba
los temores de cada sector social (militares, empresarios, obreros y dirigentes
políticos) y por otro se presentaba como la única solución para todos. Por esta
razón Rouquie lo denominó “el bombero piromaníaco” ya que agregaba combustible
a la caldera, hasta el límite de su estallido, y al mismo tiempo controlaba la
válvula de escape.
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